Cómo comprender la misión, de Samuel Escobar es un texto profundo y accesible para todos los cristianos. No se trata de una obra que edifique solo a misioneros o misionólogos; es un libro dirigido a todo cristiano que desee reflexionar y actuar en torno al tema de la misión desde múltiples perspectivas.
Múltiples enfoques
Samuel Escobar no se limita a explorar la misión desde un solo ángulo. Sin duda, el punto de partida es la revelación bíblica acerca de la misión. Este es el aspecto fundamental que da forma y sustento a todo el libro.
Los otros enfoques sirven para enriquecer el conocimiento y la reflexión misionológica. Escobar hace una breve reseña histórica de las misiones, en la que observa, analiza y evalúa los diferentes modelos misioneros que se han usado a lo largo de los siglos. Esto le lleva a una reflexión para la autocrítica en los modelos misioneros que se emplean en la actualidad.
Hay también un análisis sociológico del fenómeno de la misión, donde el autor hace uso de autores no cristianos que han estudiado la misión como un mero acontecimiento humano. Lo interesante es que tanto cristianos como no cristianos reconocen el aporte cultural y social que el evangelio ha hecho gracias a las misiones.
De todos los pueblos a todos los pueblos
El autor hace también una profunda reflexión acerca del cambio del mapa de las misiones. Es decir, el fenómeno ya conocido y estudiado por muchos especialistas que muestra que los países que en otra época fueron los que enviaban la mayoría de los misioneros ahora han dejado lugar a nuevos centros de envío. Actualmente se habla de África, Asia y Latinoamérica como los grandes núcleos de la actividad de enviar misioneros transculturales, y la mayor actividad en cuanto al crecimiento del evangelio.
Esto supone, dice el autor, un cambio radical en el quehacer misionero, pues no es que Europa o Estados Unidos hayan dejado de enviar misioneros. Más bien se habla de un movimiento de todos los pueblos a todos los pueblos. El viejo modelo de países cristianos y países a evangelizar está desapareciendo muy rápido.
Es verdad que aún existe una gran cantidad de pueblos no alcanzados, pero los misioneros que emprenden la obra entre estos pueblos ya no pertenecen a un solo país, ni a un solo continente.
Misión trinitaria
Por último, pero no menos importante, Escobar dedica un capítulo a explicar la actividad misionera de cada persona de la Trinidad. Es interesante observar cómo la misión es obra de Dios en su Trinidad, y cada persona está involucrada profundamente en modelar y capacitar al pueblo misionero de Dios.