Cuando leer es un gran placer, no siempre resulta fácil elegir qué libro leer. Podemos comparar la lectura con disfrutar de nuestros platillos favoritos. Y así como en la alimentación, nuestros hábitos de lectura deben ser balanceados para obtener el mayor beneficio de los libros.
Recuerda que la lectura es también un medio fundamental que Dios usa para tu formación; por lo tanto, te invitamos a realizar una buena planeación para obtener más provecho mientras lees.
A continuación proponemos cinco pasos para lograr una dieta de lectura balanceada:
1. Analiza qué has estado leyendo
Un buen lugar para empezar es hacer una lista (o hacer memoria) de lo que has leído recientemente. Observa: ¿Hay un patrón? ¿Has leído solo sobre un tema? ¿Estás leyendo solo a un autor? ¿Has estado leyendo solo un enfoque del tema?
Este ejercicio te ayudará a encontrar huecos en tu formación, y encontrar prioridades en tu estudio personal. Por ejemplo, si has dejado de lado el tema de la oración, tal vez es momento para leer un libro al respecto.
2. Busca variedad en cuanto a autores
C. S. Lewis recomendaba leer autores antiguos y contemporáneos. Un buen ejercicio sería no leer dos libros seguidos de autores contemporáneos, sino intercalarlos.
Llevando ese consejo más allá te proponemos no leer solamente autores «traducidos» de otros idiomas, sino también autores latinoaméricanos o iberoamericanos. Leer autoras y autores.
Del mismo modo, puedes leer autores cristianos y autores no cristianos de manera intercalada. Esto te ayudará a conocer el pensamiento de nuestro mundo, y no encerrarte en una burbuja, a la vez que vas construyendo una sólida cosmovisión bíblica.
3. Explora terrenos desconocidos
Por lo menos una vez, te recomendamos visitar esos lugares desconocidos o que no son tus favoritos: Lee un autor con el cual estás en desacuerdo, lee un libro de un género literario que no es tu favorito, lee un libro cuyo tema sea para ti una palabra desconocida.
Es más cómodo quedarnos en los temas, autores o enfoques que conocemos. Un buen desafío es acercarnos a lo que no es cómodo para nosotros. Te recomendamos hacerlo una o dos veces, como ejercicio de reflexión, que te podrá ayudar a reforzar tus razonamientos e ir más lejos en el aprendizaje.
4. No te dejes llevar por lo nuevo
No tiene nada de malo comprar lo nuevo. Siempre que se publica un nuevo libro de alguno de nuestros autores favoritos, automáticamente deseamos comprarlo. Nada malo hay en ello. Sin embargo, no debemos dejarnos llevar por este hecho para saltar a leerlo de inmediato.
Así que te recomendamos colocar el libro en la lista de espera, o en el estante de «Para leer después». Esto te ayudará a desarrollar el hábito de leer de acuerdo con lo que has planeado, y no siguiendo la agenda de las editoriales.
Repetimos: Nada de malo hay en comprar el libro que se acaba de publicar. Tal vez resulta ser lo que necesitamos leer en ese momento. Pero recuerda que la mayoría de las veces es mejor planificar un proyecto de formación en lugar de leer por impulso.
5. Haz un plan de lectura
Finalmente, considerando estos pasos, diseña un plan para abordar los temas que deseas trabajar durante este tiempo. Puedes plantearte metas para un mes, o para tres o cuatro. Si tienes buena disciplina, puedes hacer el plan anual de lectura, evaluando las áreas en las que necesitas formarte.
Observa, investiga, pregunta. Prepara tu lista y evalúala: ¿Es un plan balanceado de lectura? Revisa y modifica el plan hasta que te parezca adecuado. Recuerda que también puedes hacer modificaciones en el camino, siempre analizando lo que te será más útil y provechoso.
Y ahora sí: ¡Disfruta la lectura!