La historia bíblica, y la historia de la iglesia pertenecen a una misma historia: La historia de Dios. No se trata de una serie de mitos, ni de bonitas leyendas que explican aspectos abstractos de la realidad.
La historia de Dios es la historia que sucede en nuestro mundo. La llamamos así porque es Dios quien la escribe. Es tan concreta que sucede en el espacio-tiempo. Es posible poner fecha y ubicar el espacio geográfico donde sucedió.
Ubicando la historia en el espacio
Es por ello que los mapas bíblicos han sido siempre una herramienta ideal para visualizar con mayor claridad el desarrollo de la historia bíblica.
El Atlas de la Biblia y de la historia del Cristianismo hace un trabajo aun más extenso: No sólo cubre la geografía de todo el período bíblico; se extiende más allá siguiendo a los misioneros de la iglesia primitiva, y el avance del evangelio desde el primer siglo hasta mediados del siglo XX.
En este atlas es posible ubicar geográficamente eventos como las cruzadas, los cismas de la iglesia, la reforma, el pietismo, los movimientos misioneros modernos y el crecimiento del cristianismo en América Latina.
Una excelente herramienta de estudio
Así que este atlas resulta útil en más de un aspecto, pues también ayuda a comprender con mayor claridad el proceso del avance del evangelio en el mundo.
Es un excelente recurso para todo creyente, para estudiar la Biblia, y la historia de la iglesia.
